Ante la llegada del coronavirus al país los colombianos agotaron los inventarios de las pastillas y todo tipo de presentación de la vitamina C en los supermercados y farmacias. La noticia es que este producto no evita ni trata el COVID-19.
Este es un falso mito que se propagó gracias al doble Premio Nobel de Química y de la Paz, Linus Pauling, en 1954.“La vitamina C”, dijo, “ayuda a evitar el resfriado”.
“No por consumir más vitamina C va a mejorar el sistema inmune… si consume una cantidad superior a la que requiere su cuerpo, en realidad no va a producir ningún efecto. Eso es absolutamente falso”, explicó para el diario El Espectador, José Julián López, director del Centro de Información de Medicamentos de la Universidad Nacional.
La vitamina C puede considerarse saludable por otros motivos. Según Samuel Campbell, biólogo de la Universidad de Alabama (EE UU), ha comprobado que su consumo tiene un efecto desestresante, ya que actúa sobre la respuesta de la glándula adrenal al estrés, reduce los niveles sanguíneos de cortisol, la hormona que producimos en situaciones de emergencia y que, fabricada de forma crónica, puede dejarnos sin defensas y exponernos a todo tipo de enfermedades.
Según el documento de la Oficina de Suplementos Dietéticos del National Institutes of Health (NIH) de Estados Unidos, “las dosis excesivamente altas pueden generar algunas complicaciones como diarrea, náuseas y cólicos estomacales. En las personas que padecen hemocromatosis, un trastorno que provoca una acumulación excesiva de hierro en el organismo, la vitamina C en dosis elevadas podría empeorar el exceso de hierro y dañar los tejidos del cuerpo”.